EL SUR COMO LABORATORIO CREATIVO
- Fernando Rossi
- 14 abr
- 3 Min. de lectura
Construyendo una identidad
Cuando pensamos en el diseño en México, es muy normal pensar solo en la ciudad o estados como Monterrey o Guadalajara; cunas de grandes pilares de la materia. Si bien es un acierto, el diseño en México aborda lugares que en estos últimos años han pasado un poco desapercibidos en este ámbito.
Y uno de estos lugares es el sur.

Uno de los lugares con un potencial enorme para convertirse en un punto caliente de creatividad y diseño. No hablamos solo de arquitectura, sino de una escena que abarca desde mobiliario hasta objetos decorativos, textiles y propuestas de interiorismo con una identidad muy particular.
En este contexto, el sur deja de mirar hacia afuera y comienza a construir un lenguaje de diseño propio, que se nutre del territorio, del clima y de la sabiduría de sus comunidades.
Diseñando en el calor
Uno de los retos más grandes que trae diseñar en un lugar como la península de Yucatán, es el calor que traen ciertas fechas, así como la humedad y la luz solar, es imposible evitar que casi cualquier cosa, se adapte o considere esto como un aspecto crucial en el diseño.
Las propuestas que vemos van desde los techos altos, ventilación cruzada, en mobiliario el uso de piezas abiertas, estructuras ligeras que permitan una buena circulación. Por eso es tan normal dormir en hamacas o tener sillas con respaldos tejidos, bancos sin tapizados pesados, y superficies en piedras que puedan contrarrestar este reto.

Raíces regionales y materiales
En esta región, la madera no solo es un material, representa una tradición viva en oficios madereros y diseño de interiores, con especies como el tzalam, cedro rojo, jabí y chicozapote, la madera resurge en la creación de mobiliario contemporáneo que toma sus propiedades térmicas y las combina con el elemento visual.
Marcas como Mobler o Taller Maya hemos colaborado con artesanos locales para crear piezas de mobiliario y objetos decorativos que combinan estas maderas con fibras naturales, piedra y técnicas artesanales.
Además, el trabajo de carpinteros y talleres familiares en Yucatán es fundamental: muchos diseñadores trabajan con estos artesanos para desarrollar muebles que no solo sean funcionales, sino que cuenten una historia de territorio y oficio. Esta sinergia permite que cada pieza tenga una dimensión única: una raíz cultural, y un lenguaje moderno.

De la tierra al objeto
Uno de los pilares del fenómeno creativo en el sur es la conexión con la artesanía tradicional reinterpretada. Desde el tejido de henequén hasta la cerámica de alta temperatura, muchos diseñadores están explorando nuevas formas de expresión, sin perder el alma del oficio en colaboración directa con comunidades de artesanos.
Estas colaboraciones no son una mirada romántica a lo artesanal, sino una forma inteligente de integrar conocimiento técnico, eficiencia de materiales y una estética que conecta con el entorno. Aquí, lo artesanal y lo contemporáneo no se contradicen, se complementan.

Así es el lenguaje del sur
La estética que surge en el diseño del sur no responde al ornamento excesivo ni a la saturación de formas. Por el contrario, predomina una sobriedad cálida, donde cada parte tiene un propósito: refrescar, conectar, suavizar. El uso de colores neutros, textiles livianos, líneas orgánicas y materiales con textura crea espacios en los que se respira calma.
Esto se ve reflejado en proyectos arquitectónicos en la zona de Tulum o el centro de Mérida, donde el diseño no es un espectáculo visual, sino una experiencia de contemplación. Y más allá de lo arquitectónico, esta filosofía se traslada a objetos: lámparas que imitan formas naturales, floreros de cerámica inspirados en cenotes, o mesas que remiten a formaciones geológicas del Caribe mexicano.
Este nuevo lenguaje de diseño, arraigado en el sur, responde a una necesidad más profunda: reconectar con lo esencial, habitar de forma consciente y rodearse de objetos que no solo decoran, sino que comunican una manera de vivir.

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